Por
Servicios de la Opinion
Washinton,
D.C. (AFP).- Jay Garner, el general retirado
queWashinton pretender colocar como gobernador civil en
Irak, tiene una sólida experiencia en Medio Oriente
pero es controvertido por su estrecha relación con la
industria de armas e Israel.
Este
ex responsable militar de 64 años, rubio y de cara
redonda, es jovial y habla con el típico acento sureño
de Estados Unidos. Responde fácilmente a las preguntas
y da frecuentes palmadas en la espalda a sus futuros
subordinados.
Escogido
para ser el administrador civil provisorio en Irak,
responsable del esfuerzo inicial de la reconstrucción y
ayuda humanitaria, Garner cuenta con una muy buena
reputación, pero es controvertido.
El
general retirado de tres estrellas aceptó retomar sus
servicios junto al jefe del comando central de las
fuerzas estadounidenses , el general texano Tommy
Franks, que será el verdadero hombre fuerte en Irak en
la inmediata posguerra.
Amigo
personal del secretario de defensa Donald Rumsfeld,
Garner es relativamente poco conocido. Ha hecho su
carrera esencialmente en el seno del Ejército, subiendo
los escalones de la jerarquía militar hasta el puesto
de vicejefe adjunto del estado mayor conjunto de, Ejército.
Ha
ocupado además el puesto de jefe del comando de Defensa
Estratégica y del Espacio del Ejército, una estructura
creada en el marco del famoso programa de defensa
antimisiles impulsado por el entonces presidente Ronald
Reagan.
Durante
la guerra del Golfo de 1991, era responsable de los
sistemas de antimisiles Patriot. Después del conflicto,
fue encargado de asegurar el retorno de los refugiados
kurdos al norte de Irak.
Sus
ex colaboradores le describen como un hombre
“compasivo, atento, muy volcado hacia la gente”.
Después
de su retiro del Ejército en 1997, sin experiencia
alguna en el sector privado, fue designado director
general de SY Tecnology, una sociedad de alta tecnología
militar que pasó el año pasado a integrar el grupo
industrial de defensa L-3 Comunications, del cual
renunció en enero.
Paradójicamente,
L-3 Comunications fabrica principalmente los elementos
de instrumentación de dirección y comandos utilizados
en los mísiles estadounidenses, los mismos que sin duda
golpearon a Bagdad durante la guerra.
La
elección de un hombre involucrado en el complejo
militar industrial para administrar civilmente el Irak
de la posguerra planteó interrogantes sobre posibles
conflictos de intereses.
No
es nuevo que un militar dirija los esfuerzos de
reconstrucción tras una guerra, como fue el caso del
general Douglas McArthur después de 1945 en Japón.
Pero
parece inédito colocar a la cabeza de los esfuerzos de
reconstrucción a alguien que recientemente dirigía una
empresa de Defensa parcialmente responsable de su
destrucción.
“es
un ejemplo encantador de indiferencia frente al pueblo
iraquí. Pone en evidencia la falta de reflexión seria
de parte de la Administración Bush”, deploró David
Kirp, profesor de ética de la Universidad de Berkeley.
Por
otra parte, desde la presidencia de SY Tecnology, el
general Garner fue recientemente objeto de acusaciones
de presunto tráfico de influencia.
Un
ex teniente coronel del comando espacial, Biff Baker, le
acusó de haber obtenido por 100 millones de dólares
los contratos del Departamento de Defensa poniendo en
juego sus relaciones.
Ganer
replicó indicando que esas acusaciones eran difamación.
El espinoso asunto se arregló en los tribunales
mediante un acuerdo amigable confidencial.
Sus
tomas de posición política a favor de la defensa del
Estado de Israel y sus nexos con el Instituto Judío
para Asuntos de Seguridad Nacional (JINSA) le valieron
también acusaciones de “sionista” por algunos
medios árabes.
Quizás
es por esta razón que, como lo hizo saber el Pentágono,
debería mantenerse en el puesto sólo algunos meses
antes de ser reemplazado por una personalidad civil de
reputación internacional.
Referencia:
Diario
la Opinion de Los Angeles
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